Muchos creen erróneamente que las ovejas son nativas de América, pero están equivocados.

Las mismas llegaron al Río de la Plata con los primeros españoles que se asentaron en la zona de la Pampa y se adaptaron muy bien al terreno. Esto sucede hacia 1530 aproximadamente.

Con la expansión de los gobiernos de Argentina y Chile hacia el sur del continente, se comienza a pensar en desarrollar la ganadería ovina en la Patagonia de manera extensiva.

Pero en la Patagonia, las primeras ovejas llegaron desde Islas Malvinas.

Colonos ingleses ya vivían y criaban ovejas en las islas. Así se comprobó que el animal podría adaptarse a la hostilidad de los climas australes. Y cuando comienzan a establecerse las primeras estancias en la región deben importar desde Islas Malvinas las cabezas de ganado necesarias para comenzar la actividad.

Era un proceso, largo y costoso para los estancieros. Y también, era un tortuoso viaje para los animales. Estos debieron atravesar los mares australes generando en ellos mucho estrés. El trauma del viaje los dejaba sin poder tener crías por un año o dos. Y a veces la calidad de la lana no era la mejor.

Luego de esto comenzaron a hacerse “grandes arreos”: es decir, largos traslados por tierra, para que el proceso sea más natural para los animales.

En el libro hay un capítulo dedicado al “Gran Arreo” de 1888. Este fue un traslado de 5000 ovejas y 500 caballos desde Río Negro hasta Santa Cruz. (2000 Km.)